domingo, 23 de julio de 2017

ABRAZADO A TUS FANTASMAS...







Atrapados en sus 

propias sombras!!!





Al momento de hablar de las ataduras que debemos

 lanzar al agua, también debe incluirse esa terrible 

sombra que te persigue días tras días, después de 

haberle puesto fin a una relación. Esa sombra que

 interviene tus pensamientos y te llevan hacia la

persona amada y de manera involuntaria revive 

los recuerdos, retrasan ese traslado paulatino y 

eficaz del amor hacia el corazón de un nuevo ser.









Esa sombra que absorbe su silueta induciéndote 

al deseo de volver, volar a sus recuerdos, a esos 

besos mágicos, besos íntimos, besos rutinarios; 

esos besos que no se dieron y que se han convertido

en capitanes de una aventura y enredado en sus brazos

 le clamas al infinito, pidiéndole un solo deseo, que 

te ayude a despertar de ese sollozo y profundo silencio, 

para que el tiempo borre las huellas de un amor que 

ha quedado atrapado en la colindancia de dos corazones, 

colmados de cicatrices que se acrecentaron por un 

inevitable adiós.


Esa sombra que te atrapa y renueva los recuerdos y te 

hace sentir aquella sensación que viven aquellos amantes 

que su distanciamiento solo fue fruto del no entendimiento

en cosas banales, teniendo que separar sus cuerpos, aun 

permaneciendo unidos sus corazones, pero ese terrible adiós,

 se encargó de llevarse consigo aquel amor platónico, dejando 

atrás todos aquellos versos, plasmados en sus almas, que te 

obligan a recordarla, pensarla y vivirla.


Esa sombra que nubla la razón y te hace cerrar los ojos 

para dormir los pensamientos y así soñar con aquellos

 momentos inolvidables que quedaron cautivos en el 

interior de tu ser, creando huellas que no se borran con 

el tiempo y vives añorando sus miradas, sus tiernas 

caricias, sus besos, su cuerpo, su pelo, pero ya estás 

muy lejos.


Esa sombra seductora que te induce a querer regresar 

a los lugares aquellos, donde la tuviste en tus brazos, 

donde la hiciste tuya, y bajo el silencio sepulcral de las 

frías madrugadas, te juro amor eterno y el aroma de sus 

pensamientos perfumaba tu cuerpo y tus besos 

enfurecidos repicaban las campanas, pero hoy solo 

quedaron los recuerdos.


Esa sombra cómplice de los grandes momentos, 

que te enreda en sus cabellos de oro que se posaban 

en tu piel, cuando sus labios con pétalos perfumados 

rozaban tu pecho y bajo un manto de algodón blanco 

que susurraba el cielo, sentiste el llanto de las guitarras 

fluyendo como un rio revuelto que abandonó su cauce, 

pero te tuviste que marchar y cuando la buscaste en el 

castillo de su cuerpo, al no encontrarla, te sentiste como 

un rey abandonado en su propio palacio del amor.


Esa sombra que te lleva a buscarle, que renueva los 


recuerdos y hacen que en tus ojos se debatan las llamaradas 

del crepúsculo, teniendo que apagar el fuego con el agua de

 tu alma, hasta saciar la sed de tenerla de nuevo entre tus 

brazos, acariciar su hermosura, recorrer a prisa todo su 

cuerpo hasta morir inmerso en la fuente del placer.


Ing. Ramón Leonardo.-









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