sábado, 5 de noviembre de 2016

EL ENFOQUE DE UN HOMBRE SOBRE EL "VALOR ABSOLUTO Y RELATIVO" DE LA MUJER



Cuidado al valorar a una mujer !!!






Cada semana tengo el placer de leer los artículos de un 

caballero que nos hace sentir a todas las que lo leemos, 

orgullosas de pertenecer al hermoso genero que nos 

caracteriza, ser mujer. 






Esta vez en realidad lo encontre tan parecido a nosotras 

que como algunos otros, decidi compartir el maravilloso 

concepto que tiene mi gran y apreciado amigo 

Ing. Ramon Leonardo.





Leamos..

Oh Dios!!! que compromiso, tener que escribir en torno 

este tema, violentar tabúes, precipitar expresiones y 

externar conceptos en torno a la pureza hecha carne, al 

encanto personalizado, a esa ternura que te trastorna, 

ese cúmulo de alegrías que te estremece, a ese ser tan

inteligente que para convencerte solo le basta mostrar sus 

encantos, a ese ser tan enloquecedor que para cambiar 

su punto de vista, solo debes coincidir con ella, a lo más 

sublime, lo más delicado, ese mundo de enseñanzas 

continua, llena de emociones particulares, que es capaz 

de obedecer al hombre siempre que este le diga: Haz lo 

que quieras; a la que el creador designo con el calificativo 

de “mujer”, justo a ese ser le dedicare este articulo de hoy.




Haciendo uso de la facultad que me confiere mi condición 

de escritor independiente, amante empedernido y soñador

 sin fronteras, quien sumido en ese profundo mar de ansias 

locas, deseos incipientes, ilusiones inacabadas, pasiones 

renovadas y fantasías inconclusas, me voy a atrever a 

desnudar los sentimientos de Ellas y navegando en lo 

más profundo del sentir, cabalgando sin fin en la mezcla 

de sentimientos e intereses, con simples palabras, trataré 

de describir las características de cada una, para así y 

solo así, poderlos ilustrar mis amigos lectores, en torno 

su verdadero valor, su verdadero sentír y su forma de actuar.




Quiero empezar situándolo en dos únicos calificativos: 

“Valor Absoluto y Valor Relativo”, para que dentro de ese

 contexto práctico, poder llegar a expresar su pureza, su 

forma de accionar y sobre todo, la razón de actuar, en 

todas y cada una de las circunstancias en que se ven 

envueltas, sean estas transitorias o de larga duración, 

para ya inmerso en ese mundo de contradicciones, donde 

el factor apreciación responde a intereses particulares 

que nos permitirán describir y ayudar a interpretar el tipo 

de mujer que nos acompaña en cada circunstancia de 

la vida, fundamentalmente en aquellos momentos eternos,

 matizados de los más sublimes y enloquecedores

 encantos, donde puedes palpar la pasión y balbucear 

los más nobles sentimientos.






En el argot popular, suelen acuñarse ciertas terminologías

 para agrupar las mujeres, según sus características y en

 función de la apreciación de su accionar, utilizando el pueblo

 bellos términos, pero en ocasiones otros un tantos

 despectivos en contra de ellas, olvidando que toda mujer, 

sin importar su origen, formación, status y sitial, lleva consigo

 dos valores simultáneos que interactúan entre sí definiendo

 su personalidad, que son estos, un "valor absoluto y un 

valor relativo".





El valor absoluto de toda mujer: Ese conjunto de 

cualidades que conforman su ser, es un valor casi 

inalterable, ya que en el mismo intervienen factores de 

índole genéticos, que la hacen ser ellas, sin importar las 

circunstancias que las envuelvan. Este valor es en esencia, 

el más preciado, es el que la hace sentirse situada justo 

donde su mente le ordene y todo hombre que atente contra 

el mismo, simplemente está incurriendo en un desliz de 

apreciación y la vida le cobrará con creces la indelicadeza 

de prescindir de los más elementales matices calificativos.






El valor relativo en cambio, éste si que está gobernado por 

su pensamiento, es un valor por lo regular transitorio, propio 

de las circunstancias, que lo asume una mujer con carácter 

efímero, en función de su conveniencia, sin que 

necesariamente atente contra su personalidad. Este valor, 

en ocasiones las hace romper las barreras de la prudencia

 y los limites de los principios, para verter en un primer acto

 todas esas ansias reprimidas que te llevarán a concentrar

 en un matiz lineal, los siete colores del encantador arco iris.




Ahora bien, cuidado al asignarles valor a una mujer, puedes

 morir en los avances, obtener de las rosas solo las espinas, 

porque, aun estando consciente de que en la vida todo se 

compra y todo se vende, no puedes dejar de lado el factor 

valoración ya que un pequeño desliz te puede llevar a morir

 en los avances, por no haberte situado en el punto de 

partida ideal y eso te hace obtener de las rosas solo 

las espinas. 




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