El Progreso de la mujer
latinoamericana
Hasta hace poco, resultaba poco atractivo desde el punto
de la mujer en el centro de las acciones de gobierno. El arte
de gobernar parecía ser un tema esencialmente masculino,
que perpetuaba las prácticas de discriminación.
Afortunada y prácticamente la unanimidad de los gobiernos
de América Latina y El Caribe, han comprendido el cambio
de época que vivimos y se han montado en el tren del progreso
económico y social de la mujer, claro está, con sus altas y sus
bajas. No cabe duda que el desarrollo que ha experimentado
la región en los últimos 15 años, ha sido producto de la
notable inserción de la mujer en todos los ámbitos
de la sociedad.
Sin embargo, surgen graves advertencias que requieren la
atención de la sociedad. El reciente Informe sobre el Progreso
de la mujer en América Latina y El Caribe, nos alerta sobre
los efectos de la desaceleración de las economías, la polarización
social, la desconfianza en los gobiernos y, en algunos casos,
las crisis políticas; situaciones que amenazan el avance de
la agenda de la equidad de género en la región.
Como muestra el informe, la participación laboral de la
mujer es más sensible a los vaivenes del crecimiento económico,
lo que indica que, en un contexto de crisis económica, el ingreso
femenino disminuye considerablemente y, por ende, sufre la
economía familiar. De igual forma, a pesar de que la región ha
tenido una disminución de la pobreza constante en los últimos
15 años, resulta contraproducente el que el índice de feminidad
de la pobreza ha aumentado 11 puntos en igual período.
En el 2014, el porcentaje de mujeres pobres era 18%
superior al de los hombres.
La mejor descripción de lo que ha sucedido en América Latina
y El Caribe con la mujer es que hemos vivido una “revolución
silenciosa, incompleta y desigual en las dinámicas familiares”.
Ha disminuido la tasa de fecundidad, ha aumentado el nivel
educativo de la mujer y ha crecido su participación en la
economía.
Poco a poco, el modelo de “hombre proveedor” y
“mujer ama de casa”, se va convirtiendo en una reliquia
del pasado.
Sin embargo, a pesar de que contribuimos más a los ingresos
adolescente, la violencia de género, la inestabilidad de los vínculos
familiares y la responsabilidad desproporcionada que lleva la
mujer en el cuidado del hogar, se erigen como limitaciones al
Al contrario de otros países de la región, la República
Dominicana continua experimentando un crecimiento
económico muy favorable, que nos coloca en una posición
envidiable para continuar impulsando el avance de la mujer.
Lo que significa que tenemos una gran oportunidad de
aportar a la superación de los obstáculos del empoderamiento
económico de la mujer y generar avances más significativos
en los indicadores fundamentales de la igualdad de género.
Donde hay mujeres empoderadas, las sociedades progresan.
Tal y como lo plantea el informe, en el largo plazo, el progreso
de las sociedades y las economías está supeditado al pleno
aprovechamiento de las aptitudes y capacidades de todas
y de todos.
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