Cómo lo prefieres…???
Que interesante resulta envolverse en
el discurrir del tiempo, ceñirse con las
sabanas del viento y dejarse arrastrar
al ritmo de las brisas, hasta morir en
un mundo de dulces fantasías o
simplemente, amargos desengaños,
pero al final, repleto de placeres.
Ese gran mundo que hoy nos toca vivir,
colmado de rapideces e impetuosidades,
ha llevado a que el sexo se visualice
desde el mismo ángulos de los fast food,
justo precisamente por la prisa que tiene
la vida, quedando relegado a un pasado,
aquellos momentos donde se tejían ilusiones
sumido en esos románticos actos, donde un
solo suspiro era capaz de producir estados de
éxtasis que no dejaban espacios ni para la más
Lo importante ahora es definir, si ese acto
de amor que surgía de esos idilios, suplían
igual o mejores efectos, que los actos que
están vigentes en estos momentos de la vida,
los cuales se caracterizan por un latente
mecanicismo, donde apenas median las
palabras, las cuales en la mayoría de las
ocasiones sobran.
Mi opinión muy personal, aunque se me
tilde de irreverente, es que un acto mecánico
y uno por amor, en el fondo suplen los mismos
efectos, ya que un acto sexual mecánico está
revestido de los mismos placeres que un acto
colmado de idilio, como el de aquellos tiempos
de cartas perfumadas, corazones dibujados y
pétalos de rosas inculcados.
Si lo que usted busca amigo lector es solo
placer, no le dé más vueltas, recuerde que
tener sexo y hacer el amor es completamente
lo mismo, que me perdonen los sexólogos
y los terapeutas, pero en mi condición de
escritor independiente y libre de ataduras,
le puedo asegurar, que la única diferencia
radica en que como en las comidas rápidas,
“aquí no median las palabras, se limitan las
opciones, pocas veces o nunca intervienen
los aperitivos, como seria disfrutar de un buen
Jerez, un Vermut, pero tampoco median los
digestivos, como sería un Baileys, un Kalua,
un Royal Temptation y como verás, el
suculento postre desaparece de la carta”,
pero si el objetivo era simplemente saciar
un deseo de ingerir alimentos, con el fast
food lo logras, ahora bien, si priman en
usted otros deseos, puede optar por un
Slow food, pero sin perder de vista que
en tiempos de encuentros casuales, de
relaciones express, lo relacionado con
los sentimientos se relega a un segundo
plano, se desarrolla una pasión sin necesidad
de ningún vínculo romántico ya que uno no
es consecuencia del otro.
Disfrute a plenitud el sexo ya que el amor
como sentimiento en caso que sea necesario,
deviene con el tiempo, este es el responsable
de construir los vínculos, aunque muchas
veces la ansiedad se interpone en el camino,
interrumpiendo la espera, pero quiero que
recuerde, que tener sexo sin amor es una
decisión muy personal, que se origina en la
convicción de satisfacer un deseo, pero si se
conjuga el erotismo del hombre con la parte
afectiva de la mujer, aun sin existir la más
mínima dosis de amor, podría arribarse
a un eterno e inolvidable encuentro.
Podríamos asegurar con una precisión
meridiana, que el verdadero sexo es el
mecánico, el cual es una actividad
automática del cuerpo, que está
genéticamente programada y que se
dispara en presencia de estímulos
específicos, por ser éste un reflejo
corporal de la madre naturaleza, y no
necesariamente está vinculado a aspectos
sentimentales del cerebro, por lo que
no puede llegar a verse el sexo como el
consuelo que a uno le queda cuando no
le alcanza el amor.
Es un acto revestido con la misma
pureza y naturalidad que tiene el comer,
dormir, respirar, donde a nadie se le puede
ocurrir pensar que debe mediar el amor,
pero las falsas creencias que contaminan
nuestras mentes, se convierten en un
limitante del disfrute de la sexualidad.
Si para tales fines tuviera que primar el amor,
que explicación les daríamos a aquellos actos
del bestialismos, a todas aquellas relaciones
carnales que se entretejen con las obreras
sexuales, donde lejos de querer fusionarse
sexualmente, solo se está detrás del placer,
donde el hombre encarna la polaridad sexual
masculina, con su fuerza, vigorosidad e
iniciativa, y la mujer la femenina, con su
suavidad, delicadeza y receptividad.
Ahora bien, no podemos centrarnos solo
en ésta parte vista hasta ahora, debemos
tomar en cuenta que el placer suele esfumarse
como el viento, con la misma sutileza con
que llega.
Con el tiempo suele desaparecer la atracción
sexual hacia nuestra pareja sentimental,
llegando incluso a generarse un desinterés,
propiciador de una inercia que obliga a las
partes a tener que cambiar frecuentemente
de amantes o por el contrario, buscar una
mayor profundidad, la cual ya no tiene que
ver con placer, es solo el hecho de trascender
de esa impulsividad animal, generando nuevas
condiciones que podrían en ocasiones crear un
estado de vida donde en la relación ya el placer
sexual no juegue un rol tan determinante en lo
que sería la relación de pareja ya que los dos
amantes podrían llegar a fusionarse volviéndose
uno solo, donde se renuevan las energías vitales
y se potencian los vínculos afectivos con la
pareja, llegando en el último de los casos,
a convertir el dormitorio en un auténtico
templo del amor.
Texto: Ing. Ramon Leonardo.-
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