viernes, 7 de julio de 2017

MECANISMO O AMOR








Cómo lo prefieres…???





Que interesante resulta envolverse en 

el discurrir del tiempo, ceñirse con las 

sabanas del viento y dejarse arrastrar

 al ritmo de las brisas, hasta morir en 

un mundo de dulces fantasías o 

simplemente, amargos desengaños, 

pero al final, repleto de placeres. 



Ese gran mundo que hoy nos toca vivir, 

colmado de rapideces e impetuosidades,

 ha llevado a que el sexo se visualice 

desde el mismo ángulos de los fast food, 

justo precisamente por la prisa que tiene

 la vida, quedando relegado a un pasado, 

aquellos momentos donde se tejían ilusiones

 sumido en esos románticos actos, donde un 

solo suspiro era capaz de producir estados de

 éxtasis que no dejaban espacios ni para la más

 simple imaginación.






Lo importante ahora es definir, si ese acto 

de amor que surgía de esos idilios, suplían

 igual o mejores efectos, que los actos que 

están vigentes en estos momentos de la vida,

 los cuales se caracterizan por un latente 

mecanicismo, donde apenas median las 

palabras, las cuales en la mayoría de las

 ocasiones sobran. 


Mi opinión muy personal, aunque se me 

tilde de irreverente, es que un acto mecánico

 y uno por amor, en el fondo suplen los mismos

 efectos, ya que un acto sexual mecánico está

 revestido de los mismos placeres que un acto

 colmado de idilio, como el de aquellos tiempos 

de cartas perfumadas, corazones dibujados y

 pétalos de rosas inculcados. 






Si lo que usted busca amigo lector es solo

 placer, no le dé más vueltas, recuerde que

 tener sexo y hacer el amor es completamente

 lo mismo, que me perdonen los sexólogos 

y los terapeutas, pero en mi condición de 

escritor independiente y libre de ataduras, 

le puedo asegurar, que la única diferencia

 radica en que como en las comidas rápidas, 

“aquí no median las palabras, se limitan las

 opciones, pocas veces o nunca intervienen

 los aperitivos, como seria disfrutar de un buen

 Jerez, un Vermut, pero tampoco median los

 digestivos, como sería un Baileys, un Kalua,

 un Royal Temptation y como verás, el 

suculento postre desaparece de la carta”, 

pero si el objetivo era simplemente saciar 

un deseo de ingerir alimentos, con el fast 

food lo logras, ahora bien, si priman en 

usted otros deseos, puede optar por un 

Slow food, pero sin perder de vista que 

en tiempos de encuentros casuales, de

 relaciones express, lo relacionado con 

los sentimientos se relega a un segundo 

plano, se desarrolla una pasión sin necesidad

 de ningún vínculo romántico ya que uno no

 es consecuencia del otro. 







Disfrute a plenitud el sexo ya que el amor 

como sentimiento en caso que sea necesario,

 deviene con el tiempo, este es el responsable

 de construir los vínculos, aunque muchas 

veces la ansiedad se interpone en el camino, 

interrumpiendo la espera, pero quiero que

 recuerde, que tener sexo sin amor es una 

decisión muy personal, que se origina en la

 convicción de satisfacer un deseo, pero si se

 conjuga el erotismo del hombre con la parte

 afectiva de la mujer, aun sin existir la más 

mínima dosis de amor, podría arribarse 

a un eterno e inolvidable encuentro. 









Podríamos asegurar con una precisión 

meridiana, que el verdadero sexo es el 

mecánico, el cual es una actividad 

automática del cuerpo, que está 

genéticamente programada y que se 

dispara en presencia de estímulos 

específicos, por ser éste un reflejo 

corporal de la madre naturaleza, y no

 necesariamente está vinculado a aspectos 

sentimentales del cerebro, por lo que 

no puede llegar a verse el sexo como el 

consuelo que a uno le queda cuando no 

le alcanza el amor. 






Es un acto revestido con la misma 

pureza y naturalidad que tiene el comer, 

dormir, respirar, donde a nadie se le puede

 ocurrir pensar que debe mediar el amor, 

pero las falsas creencias que contaminan 

nuestras mentes, se convierten en un 

limitante del disfrute de la sexualidad. 

Si para tales fines tuviera que primar el amor, 

que explicación les daríamos a aquellos actos 

del bestialismos, a todas aquellas relaciones

 carnales que se entretejen con las obreras 

sexuales, donde lejos de querer fusionarse 

sexualmente, solo se está detrás del placer, 

donde el hombre encarna la polaridad sexual

 masculina, con su fuerza, vigorosidad e 

iniciativa, y la mujer la femenina, con su 

suavidad, delicadeza y receptividad.





Ahora bien, no podemos centrarnos solo

 en ésta parte vista hasta ahora, debemos 

tomar en cuenta que el placer suele esfumarse

 como el viento, con la misma sutileza con 

que llega. 







Con el tiempo suele desaparecer la atracción

 sexual hacia nuestra pareja sentimental, 

llegando incluso a generarse un desinterés, 

propiciador de una inercia que obliga a las 

partes a tener que cambiar frecuentemente 

de amantes o por el contrario, buscar una 

mayor profundidad, la cual ya no tiene que

 ver con placer, es solo el hecho de trascender 

de esa impulsividad animal, generando nuevas

 condiciones que podrían en ocasiones crear un

 estado de vida donde en la relación ya el placer 

sexual no juegue un rol tan determinante en lo 

que sería la relación de pareja ya que los dos

 amantes podrían llegar a fusionarse volviéndose 

uno solo, donde se renuevan las energías vitales 

y se potencian los vínculos afectivos con la 

pareja, llegando en el último de los casos,

 a convertir el dormitorio en un auténtico

 templo del amor. 


Texto: Ing. Ramon Leonardo.-











No hay comentarios:

Publicar un comentario

MUJERES DE 40 Y MÁS...

La mágia de la madurez Una revista británica ha realizado una e...