La mujer que fue apuñalada
32 veces por su exnovio
y sobrevivió
Antes del ataque yo era una estudiante universitaria
que trabajaba a tiempo completo en la recepción de un
hospital local. Mi sueño era convertirme en enfermera.
Estaba saliendo con Robert Burton, a quien había
conocido en la secundaria. Hablábamos todo el tiempo.
Era encantador y divertido, parecía un gigante bonachón.
Pero su comportamiento cambió cuando comencé
a postular a universidades. Se puso muy celoso. Me
menospreciaba y no quería que tuviera éxito. Mentía
y si lo increpaba, explotaba.
Traté de terminar con él, pero me dijo que, como su novia,
yo debía ayudarlo en vez de abandonarlo. Amenazó
con suicidarse si lo dejaba.
Traté de morder su mano, dar puñetazos, gritar, pero
me caía al suelo porque estaba perdiendo
mucha sangre.
Una joven me oyó gritar y llamó a los servicios
de emergencias. Entonces Robert agarró un cuchillo
más grande, de hoja dentada, y me atacó con eso.
Sabía que la policía llegaría pronto y quería
terminar conmigo.Tenía la intención
de matarme.
Me dejó tendida en el camino y pensé que iba
a morir. Simplemente le recé a Dios para que me
salvara y me diera una oportunidad.
Estaba perdiendo el conocimiento cuando un
policía me apuntó una linterna a la cara. Sentí un
impulso de vida volver a mí y pude decir mi nombre
y quién me había atacado. Hablaba de manera muy
torpe porque había tenido un accidente cerebrovascular,
a causa de la pérdida de sangre.
Mis últimos recuerdos transcurren en la ambulancia.
Todo se veía brillante y borroso, y la gente gritaba y trataba
de estabilizarme. Me pusieron un respirador artificial
y supe que era una señal muy mala.
"Creen que estoy a punto de morir", pensé. Dijeron
que necesitaban transporte aéreo para mí y llamaron
a un helicóptero.
Luego supe, por los cirujanos de trauma, que tuvieron
que resucitarme varias veces.
Tenía el cráneo y la mandíbula rotos. Mi cabeza
y mi nariz estaban fracturadas. Robert había cortado
mi nervio facial, así que el lado derecho de mi
cara estaba paralizado.
Me transfundieron 12 unidades de sangre.
Fue un milagro sobrevivir.
Estuve en terapia intensiva en el hospital durante varios
días. En un momento recuerdo haber pedido un bolígrafo.
Necesitaba saber qué había pasado con mi atacante.
No podía usar mi mano derecha porque había sido
apuñalada muchas veces, así que usé la izquierda
para escribir: "¿Muerto, vivo o encarcelado?".
Mi familia me dijo que Robert había sido arrestado.
Me sentí aliviada.
La recuperación fue larga. De las 32 puñaladas,
19 estaban en mi cabeza, cuello y cara así que no
parecía yo. Me faltaban dientes. Me habían afeitado
la cabeza por las heridas que tenían que coser.
La mitad de mi cara estaba paralizada.
Cuando me miré al espejo por primera vez,
simplemente lloré. Tenía apenas 20 años. Fue
devastador. Sin embargo, mi fe era fuerte y yo
sabía que no estaba en la Tierra para
estar molesta por cómo me veía.
Me sentía bendecida por estar viva.
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